miércoles, 8 de agosto de 2012

La Significación del Desarrollo de la Personalidad

 





En la adolescencia se presentan también alteraciones conductuales graves que requieren la intervención de un especialista,  de un estudio, de diagnóstico y de un tratamiento psicológico profundo. En general, se trata de casos en los cuales experiencias negativas tempranas como abandono, deprivación, rechazo, han determinado la configuración de una personalidad alterada en los fundamentos de su estructura. Ningún ambiente, por óptimo que sea, puede reparar estos daños a nivel de la adolescencia. Sólo un tratamiento profundo puede ayudar a los jóvenes a salir adelante en su difícil situación.






La psicopatología que se presenta en estos casos no es de la alteración juvenil específicamente, puede manifestarse en las más diversas formas de neurosis, de alteraciones del carácter, de trastornos psicosomáticos, de cuadros limítrofes con la psicosis. Sin embargo, las características psicológicas y  la situación de vida que definen a esta etapa del desarrollo pueden tener una incidencia decisiva en la presentación del tratorno, en dos sentidos.






Por una parte, las características psicológicas de la edad contribuyen a darle una configuración particular al cuadro; a la sintomatología que presenta. Esta puede aparecer como una acentuación extrema de rasgos juveniles, tales como aislamiento, agresividad, sobre elaboración de ides, concepciones y teorías extrañas, variaciones bruscas del estado ánimo, predominio de una actitud expansiva y eufórica o d eun tono depresivo, autodepreciatorio. Por otra parte, la edad juvenil puede tener el carácter de una situación desencandente.
Los jóvenes que durante sus años infantiles logró mantenerse aparentemente equilibrado porque las circunstancias le resultaban manejables, porque su vida podía deslizarse apaciblemente por canales definidos y específicos llega a la adolescencia con una personalidad precariamente integrada y ad hoc  a una situación definida y simple, pero no para hacer frente  a una nueva situación, en la que todo cambia y  que él o ella le plantea exigencias nuevas y complejas. Su  confrontación con ella quiebra su personalidad, reactiva conflictos y angustias básicas, todo  lo cual se pone drásticamente de manifiesto en la altración de la conducta, el problema hace eclosión en la edad juvenil, sus manifestaciones son más espectaculares; los jóvenes tienen más poder físico y  energía para expresar sus problemáticas, tienen una mayor riqueza de recursos psicológicos y experiencias para elaborar la sintomatología.
A veces sucede también que  las manifestaciones se han presentado ya en la infancia y  que escapan a la observación  de los padres o que se las atribuya a fenómenos del desarrollo, como suele acontecer en la consulta al pediatría. El desarrollo de los niños tiene una secuencia definida y predictible. Las conductas que señalan su progreso tienen también un rango de variaciones definido, de todo esto se desprende que es necesario observar y supervisar constantemente el desarrollo de los niños y prepararlos para enfrentar esta edad de vida.


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