LA RESILIENCIA Y LA PSICOLOGIA
Uno de los mayores aportes del Dr. Cyrulnik, gira alrededor de colocar el concepto de resiliencia en una relación privilegiada con la psicología.
Para Cyrulnik, la diferencia entre las escuelas psicológicas norteamericanas y latina (europea y latinoamericana), reside precisamente en la aceptación de la “resiliencia”. En la escuela estadounidense apenas se da crédito a éste concepto, que para Boris Cyrulnik está empíricamente demostrado, a través de múltiples experiencias.
En “Algunos fundamentos psicológicos del concepto de resiliencia” antes de entrar en contacto con el pensamiento de Cyrulnik, planteaban las Licenciadas Mirta Estamatti y Alicia Cuestas, como se podía justificar el desarrollo de los pilares de la resiliencia (a partir de su descripción por Edith Grotberg) desde una perspectiva psicológica, puntualizando la necesidad del “otro” humano para que todos y cada uno de los pilares se construyeran en la trayectoria histórica del sujeto. Esto facilita la comprensión de qué significa la promoción de esos pilares, dando pistas seguras para analizar programas educativos, sociales y de salud. Además se vínculo el concepto de resiliencia con el salud mental, en el sentido de la semejanza o coincidencia de las acciones promotoras de resiliencia con las que tratan de desarrollar la salud mental.
Desde el punto de la resiliencia el aspecto quizás más especial y original es el énfasis de la necesidad del otro como punto de apoyo para la superación de la adversidad.
Entre las múltiples experiencias que justifican el concepto de resiliencia, Boris Cyrulnik explica cómo un alumno suyo realizó un estudio comparativo de lo que ocurría durante la guerra del Líbano en Beirut y en Trípoli: mientras Beirut fue la ciudad más cruelmente bombardeada, con más muertes y meses de asedio, los estudios sobre el terreno demostraron que en Beirut los niños presentaban mucho menos casos de síndrome post-traumático que en Trípoli, que estuvo más tranquila.
La explicación: la propia situación de Beirut hizo que se aumentase la solidaridad y el contacto en las familias mientras que en Trípoli los niños estaban sufriendo simple y llanamente abandono afectivo.
Los huérfanos rumanos con los que trabajaron tras la caída de Ceaucescu, pasaron de ser autistas a poder estudiar una carrera o formar una familia, tras un programa de hogares de acogida. Más sorprendente fue el polémico estudio sobre los chicos con problemas de abuso en el seno familiar, en los que se comprobó, que el trauma no venía del hecho en sí del abuso, sino de la falta de afectos en el trato familiar diario.
Reflexionando a los ejemplos citados de la obra de Cyrulnik encontramos claramente cómo es posible la manifestación de las potencialidades del ser humano, teniendo como centro la acogida afectiva como mecanismo de enlace, estableciendo el vínculo faltante, extrapolando los sentimientos en el entorno de cada individuo afectado.
Uno de los mayores aportes del Dr. Cyrulnik, gira alrededor de colocar el concepto de resiliencia en una relación privilegiada con la psicología.
Para Cyrulnik, la diferencia entre las escuelas psicológicas norteamericanas y latina (europea y latinoamericana), reside precisamente en la aceptación de la “resiliencia”. En la escuela estadounidense apenas se da crédito a éste concepto, que para Boris Cyrulnik está empíricamente demostrado, a través de múltiples experiencias.
En “Algunos fundamentos psicológicos del concepto de resiliencia” antes de entrar en contacto con el pensamiento de Cyrulnik, planteaban las Licenciadas Mirta Estamatti y Alicia Cuestas, como se podía justificar el desarrollo de los pilares de la resiliencia (a partir de su descripción por Edith Grotberg) desde una perspectiva psicológica, puntualizando la necesidad del “otro” humano para que todos y cada uno de los pilares se construyeran en la trayectoria histórica del sujeto. Esto facilita la comprensión de qué significa la promoción de esos pilares, dando pistas seguras para analizar programas educativos, sociales y de salud. Además se vínculo el concepto de resiliencia con el salud mental, en el sentido de la semejanza o coincidencia de las acciones promotoras de resiliencia con las que tratan de desarrollar la salud mental.
Desde el punto de la resiliencia el aspecto quizás más especial y original es el énfasis de la necesidad del otro como punto de apoyo para la superación de la adversidad.
Entre las múltiples experiencias que justifican el concepto de resiliencia, Boris Cyrulnik explica cómo un alumno suyo realizó un estudio comparativo de lo que ocurría durante la guerra del Líbano en Beirut y en Trípoli: mientras Beirut fue la ciudad más cruelmente bombardeada, con más muertes y meses de asedio, los estudios sobre el terreno demostraron que en Beirut los niños presentaban mucho menos casos de síndrome post-traumático que en Trípoli, que estuvo más tranquila.
La explicación: la propia situación de Beirut hizo que se aumentase la solidaridad y el contacto en las familias mientras que en Trípoli los niños estaban sufriendo simple y llanamente abandono afectivo.
Los huérfanos rumanos con los que trabajaron tras la caída de Ceaucescu, pasaron de ser autistas a poder estudiar una carrera o formar una familia, tras un programa de hogares de acogida. Más sorprendente fue el polémico estudio sobre los chicos con problemas de abuso en el seno familiar, en los que se comprobó, que el trauma no venía del hecho en sí del abuso, sino de la falta de afectos en el trato familiar diario.
Reflexionando a los ejemplos citados de la obra de Cyrulnik encontramos claramente cómo es posible la manifestación de las potencialidades del ser humano, teniendo como centro la acogida afectiva como mecanismo de enlace, estableciendo el vínculo faltante, extrapolando los sentimientos en el entorno de cada individuo afectado.
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