miércoles, 6 de agosto de 2008

El mundo de los miedos




EL MUNDO DE LOS MIEDOS

Uso de prescripciones en los trastornos fóbicos y de pánico.


Los ataques de pánico y las fobias se han convertido en patologías de moda, ocupan los lugares que han dejado vacantes, por ejemplo, las depresiones que, en otras épocas, ejercían su dominio en el territorio popular. Cualquier persona sabe o conoce acerca de estos miedos, se autodiagnostica y lo más grave, se automedica.

No se sabe si han proliferado en el mundo actual o se conoce la entidad nosológica y por lo tanto es factible observarla. El autor desarrolla un modelo de tratamiento cuyas bases se relaciona con la Terapia Breve del MRI. Una parte de este diseño de trabajo utiliza las prescripciones de comportamiento.

Ataque de pánico o pánico al ataque

Fobias, ataque de pánico, agorafobia, fobia social, entre otros, son algunos de los trastornos que se denominan como “trastornos de ansiedad” y que, vulgarmente, forman parte del universo de los miedos. En todos ellos, a partir del miedo inicial focalizado o no en un objeto específico -, se denota una arrolladora y devastadora concatenación de síntomas físicos y orgánicos que terminan con la discapacidad y la desvalorización de la persona hasta sumergirla en el más total ostracismo.
Sin embargo, en la primera instancia de la cadena sintomática, no es el miedo propiamente dicho el que se presenta, sino es el miedo a sentir el ataque de miedo el genera el cumplimiento de la profecía autocumplidora: el miedo a sentir el miedo construye y desencadena el efecto dominó que desembocará en el pánico.

Estos síntomas, enlazados y potenciados, provocan diversas respuestas ineficaces como: la huida de la situación temida, la dependencia de acompañantes afectivos que proporcionen seguridad, el corte total de las actividades habituales terminando en aislamiento y reclusión como formas de protegerse de cara a tal situación angustiante, entre otras.

Los síntomas físicos pueden ir desde el típico bolo faríngeo y dolor de estómago (zonas donde frecuentemente se deposita la angustia) hasta taquicardias, puntadas en el pecho o estómago, sudoración de manos y cuerpo, temblores, dolores de cabeza, náuseas, sensación de vómito, calores, baja de presión, flojedad de los miembros inferiores, visón borrosa, etc., síntomas detrás de los que se encuentran fantasías de descontrol, locura y, fundamentalmente, muerte.

Bastará que algunos de estos síntomas se presente frente a alguna situación, para que el efecto dominó detone los restantes.


El terapeuta debe conocer perfectamente todo este proceso, para posicionarse como experto, incrementando la fe en el tratamiento por parte del paciente y realizando una correcta exploración del foco del problema buscando consolidar l vínculo terapéutico y obtener la mayor cantidad de información.



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