

LAS CLAVES DE LA RESILIENCIA: EL OXIMORON
Así, la clave reside en los afectos, en la solidaridad, y éstos en el contacto humano. Por muy grave que sea lo que haya sufrido un niño, la psique se revela tan flexible, que con los ingredientes del contacto humano, el entendimiento, la palabra, se puede volver “a flote”. Hasta en casos extremos son más fáciles para visualizar el problema, pero la resiliencia (y el trauma) no tiene fronteras de nacionalidad o condición y preguntado por si hay alguna edad tope. Se tiene conocimiento que el vínculo afectivo en cualquier etapa de la vida y en e especial con adultos mayores enfermos de Alzheirmer, no olvidan los lazos afectivos, ni de gestos, ni palabras, ni de la música, convirtiéndose esta última como un agente concilidiador de los mismos. En el caso favorable, el sujeto producirá una reacción resiliente que le permita superar la adversidad. El concepto de “oxímoron” (Boris Cryrulnk), que describe la escisión del sujeto herido por el trauma, permite avanzar aún más en la comprensión del proceso de construcción de la resiliencia, la que otorga un estatuto que incluye entre los mecanismos de defensa psíquicos, pero, más concientes.
Estos corresponderían en realidad a los mecanismos de desprendimiento psíquicos, que a diferencia de los mecanismos de defensa, apuntan a la realización de las posibilidades del sujeto en orden a superar los efectos del padecimiento.
La resiliencia significa un mensaje de esperanza “porque en psicología nos habían enseñado que las personas quedaban formadas a partir de los cinco años, los niños mayores de esa edad que tenían problemas eran abandonados a su suerte, se les desahuciaba y, efectivamente, estaban perdidos, a través de esta un niño maltratado puede sobrevivir sin traumas si no se le culpabiliza y se le presta el apoyo afectivo que requiere”.
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